1/5/10

BONDI

21.13. No llego. No encuentro las llaves. Me suena el celular. Me llama mi madre. ¡Dios! Me estoy desesperando, siempre igual. Que despiste. Control, respiro profundo, me tranquilizo y acá están. Ya está, me fui de casa, tengo todo: plata, llaves, celular, la película… listo.


Voy a llegar y va a pasar el bondi. Va a estar vacío, me voy a sentar y voy a escuchar tremendo disco en el mp3. Buenísimo. No hay nadie en la parada, la calle está oscura y no hay una maldita persona. Se me acabó la pila del mp3 y el bondi no llega… Bueno, ya va a venir.

21.38. Me prendo un cigarrillo así mato el tiempo, no tengo fuego, me voy a comprar un encendedor al kiosco… ¿Cómo puede ser que cada vez que me compre un encendedor lo pierda?, bueno, no importa. Voy por el segundo cigarro y no viene nada… maldito 185, porqué siempre tengo que tener mala suerte con los bondis, ¿Será que en otra vida asalté uno? No, no creo, para mí que es porque pienso mucho. No voy a pensar más.
Llegaron tremendos planchas, se me complicó. Bueno si no los miro no se van a meter conmigo, me quedo tranquila mirando el piso como si no estuviera acá. Tendría que haberme puesto un buzo que me tape más, o un pantalón más rotoso, ahora estoy regalada.

22.00. Al fin. No está repleto. Genial. ¿Por qué todos me miran como si tuviera algo en la cara? Ah, me olvidé de pagar, pequeño detalle. Claro. Sigo caminando, no tengo lugar, me paro al lado del señor con el mate y la niña que parece que viniera de un velorio por la cara con que mira por la ventana. La niña grita y llora. A él parece no importarle. En frente la señora parece quejosa porque le estoy casi que metiendo el bolso en la cara. Obviamente el 70 % de los rostros que observo son caras largas, amargados, ofuscados por el día de ayer, el de hoy y los que vendrán. El ómnibus es un lugar especial para darnos cuenta de que hay que mirar para afuera y mostrar una sonrisa sin que alguien quiera quitártela. Bueno, no da para filosofar por esto, además ya me empiezan a empujar y me sumo a las caras largas. Será que creemos que no somos parte de esa cultura que nos parece lejana, pero que nos contagia día a día y nos hacer ser a todos como robots parecidos en el día y en la noche… Por eso diferenciarse de la rutina también está bueno…

                                                                                                                          Camila De Simone

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