28/12/10

Elegir creer crear

Algo raro que pasa cuando empezamos a crecer, es en qué creer.

Lo que más fácil parece es creer en aquello que nos busca y parece entendernos.

Empezamos creyendo en lo que nos dicen nuestros viejos, la escuela a la que nos mandan y los amigos que no elegimos. Seguimos en la turbulencia de la cotidianeidad y nos cruzamos con más personas que nos quieren conocer. Nos basamos en la primera imagen y nos hacemos los coquetos con aires de saber lo que hacemos. Pasamos por la bomba adolescente con hormonas en fuego vivo y nos comemos el payaso de la rebeldía. Ahí pensamos en que somos lo que queremos ser y nos llevamos el mundo por delante. Por suerte algunos nos damos la cabeza contra la pared sin tener apoyo de nadie más que de nosotros mismos. Cuando pasa eso, crees o reventás. Y no es fácil elegir una de las dos. Llegar a la instancia de estar solo vos para elegir en qué creer y crear algo a partir de eso. No es fácil.

Lo más lindo es cuando lo hacemos, sin forzar nada, viendo lo que pensamos desde afuera, controlando nuestra mente pero igualmente haciendo lo que queremos. La mente nos juega en contra muchas veces, pero solo hay que pensar en lo que ella quiere hacer viéndonos desde afuera a nosotros mismos. Las cosas que no elegimos son las que no pensamos. Las cosas que hacemos sin pensar de verdad solo por el frenesí de vivir el momento loco, no hace que disfrutemos del momento y así de la vida poco seria, hace que seamos unos pelotudos haciendo pelotudeces que no elegimos y que ni cerca estamos de creer en ellas para crear algo que tenga sentido.

Entonces, pienso que lo que nos mueve a algo que tiene sentido es elegir, creer en eso que elegimos y a partir de esto crear algo nuevo. Crear un lazo, crear un sentimiento, crear una energía. Somos nosotros y nadie más los que movemos la cabeza. Nadie va a bajar del cielo a tocarte la frente y hacer que hagas las cosas bien. Algunos tienen más suerte y eligen cosas que saben que quieren porque entienden lo que quieren más rápido. Otros saben que quieren cosas pero no saben qué carajo son ni porque las quieren ya si no saben qué. Algunos saben lo que quieren pero se olvidan cuando se drogan, o cuando están deprimidos, o cuando tienen ira o sufren. Lo más fácil es reconocer que vivir el momento no es hacer cualquier boludez sin pensarla, sino pensar si realmente querés eso o preferís elegir otra cosa. No dejes que se te escurra la vida entre los dedos.

Elegimos, creemos y recién ahí creamos. Suena difícil pero de esa combinación sale lo más lindo, y seguramente lo más sólido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario