21/3/10

Espejismo de realeza



¿Qué sentido le encuentras a ser alguien que va de aquí para allá al ritmo de un marcapasos que tú no inventaste y que nadie controla desde ningún lado?
¿Qué sentido le encuentras a juntarse a ver dos hombres pelear sobre un piso de cemento?
¿A ver dos mujeres en su mayor voluptuosidad mostrar sus cuerpos modelos de una sociedad perdida en valores mostrando una belleza inmaculada de plástico y artificialidad?
¿A vivir entre objetos de consumo incontrolable, que son sólo cómplices de una autopista humana disfrazada de bufones?

El sentido común y bruto de la realidad que nos consume y nos manipula con sus trampas y juegos. Ese es el sentido de los deudores, de los que deben vida pura y un espíritu libre. No saben encontrar su propio ritmo y continúan en la misma hilera de la condición de ser social.
Cuál es la verdad de una realidad que ya casi es virtual e inerte, que ya paso a ser una realidad construida artificialmente. Quizás no es verdad, no existe más en la mente pura. Por ello de vez en cuando me siento ajena a la situación que me toca vivir, que la corriente me lleva y que los seres me hacen contradecir. Quien soy y como soy nadie lo sabe en realidad. Nadie puede conocerme por completo. Nadie es mi confidente ni mi real sentido que podrá ver en mi lo que yo veo. Porque todos aquellos que me rodean forman parte de la misma realidad que veo desde y fuera de mi: una realidad distorsionada de su verdadero ser, al igual que todo lo que forma parte de ella.

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